22 de diciembre de 2007

Mr. BROOKS


Con una filmografía mas sinuosa que una montaña rusa, Kevin Costner, nos ha deleitado y decepcionado a partes iguales durante quince años (por decir un número). Nos regaló el Elliot Ness (Los Intocables), el Lieutenant Dunbar (Bailando con lobos) o incluso Wyatt Earp. Pero también nos desquició con el Joe Darrow de “Dragon Fly”o el marinero de “Waterwold” o el Garret Blake de “Mensaje en una botella”.
Mr. Earl Brooks es de esos personajes que andan por el sendero que hay entre los dos grupos. Quizá porque éste se ve afectado de una doble personalidad, encontramos al Brooks padre de familia y hombre de negocios demasiado aburrido y pobre de matices; pero al otro Brooks más macabro y perfeccionista, entrañable e incluso simpático.

Producida por el propio Costner a través de su compañía Tig Productions, la película nos relata la aventura de un hombre de negocios exitoso con un sucio vicio (como lo llama él). El de matar. Dispuesto a dejarlo definitivamente, tendrá que enfrentarse a su “yo” asesino y a Tracy Atwood (Demi Moore), una agente de policía especializada en asesinos en serie que lleva años tras su pista.
Poco más puedo contaros de la trama, seria perjudicial y revelador de información spoiler que no creo conveniente. Pero si podría recalcar las interpretaciones de William Hurt (A.I., El Bosque) y Dane Cook (aun por descubrir). Sobretodo el primero; la relación de “mimetismo” que establece con la interpretación de Costner y la frialdad de su mirada que en algunos momentos consigue dar miedo.
De la pobre Demi Moore poco puedo contaros. Su participación nos deja mas bien indiferentes, incluso a veces nos encasqueta alguna sub-trama que nos es completamente innecesaria (toda la historia con el loco de Meeks es pura distracción). Aún buscándole algo al personaje (un poquito de salsa), no encontramos nada que nos sea interesante. Una Demi Moore (requeteoperada) inexpresiva que no hace otra cosa que despertar la añoranza de esa Clarice Starling de (mi querida) Jodie Foster en “El silencio de los corderos” o de Mills (Brad Pitt) en “Seven”.

Y hablando de “Corderos” y “Seven” os diré que una de las cosas que me hicieron disfrutar de “Mr. Brooks” fue precisamente que no le hizo falta caer en el tópico de las películas de “psychokillers” de los últimos años. Si es cierto que estos dos ejemplos fueron (y marcaron) precedentes en el resto. Su estética sucia, nocturna y diabólica. Su obsesión por mostrar el crimen en serie como algo excitante para el asesino cometedor, algo orgásmico. Películas como “Hannibal”, “El Dragon Rojo” o incluso remakes de “Halloween” o “La matanza de Texas”; todas ellas guardaban cierto parecido estético a los dos clásicos de los noventa. “Mr. Brooks” no. Rompiendo esquemas, rozando el humor negro y con una pulcritud extrema, se acerca mas a los films noir o a los films de Hitchcock.

Un motivo para verla: La pareja Costner/Hurt. Insuperables.
Un motivo para NO verla: Que te gustó Waterwold y la Demi Moore de “La teniente O’Neil”

20 de diciembre de 2007

EL ASESINATO DE JESSE JAMES POR EL COBARDE ROBERT FORD


Alabada por sus meritos estéticos e interpretativos, El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford, de, un prácticamente desconocido para la mayoría, Andrew Dominik, nos cuenta la lenta pero verídica historia de la muerte del famoso pistolero a manos de un rarito admirador / imitador.

No encuentro justificación alguna para los 160 minutos de metraje a la que se somete al espectador. Y quizás peque de inculta al pensar que se pierde en la poesía profunda de sus silencios eternos y sus paisajes a medio desenfocar (un recurso, por cierto, de lo mas remarcable en el film). Escenas de relleno a casco porro, para entendernos, nos desvían de la trama original de la película y consiguen que a los 90 minutos la mayoría de los asistentes hayan perdido todo interés (incapaz me creía yo de mirar la hora del móvil en el cine).

Solo había sentido tal desesperación con otra película en la que, casualmente, también aparece Brad Pitt como protagonista. Siete Años en el Tibet (1997), de Jean-Jacques Annaud, paso a ser, desde el momento en que la vi y para el resto de su historia, mas conocida como Siete años en el cine, pues por mucho que te gustase Brad (que yo por aquel entonces lo adoraba) era un bodrio infumable que conseguía que te entraran ganas de cortarte las venas.

Volviendo a El asesinato… solo puedo remarcar dos aspectos. Por un lado la fotografía, muy naturalista y bien conseguida, con planos muy bellos y buscados (en algunas ocasiones). Y por otro lado, las interpretaciones de un sereno y aparentemente cómodo en su papel, Brad Pitt, al que se le empieza a ver la madurez en sus trabajos. Y Casey Affleck (hermano del peor actor, aunque sin duda mejor guionista, Ben Affleck) que nos ofrece un extraño personaje de rictus hierático, que roza el limite de la locura como admirador fiel del genial pistolero (otros fans asesinos le siguieron después de él).

Con todo esto, solo tengo que pedir perdón por no haber actualizado antes, pero esta critica en concreto la teníamos atragantada hasta el punto de ir pasándola el uno al otro por pereza de querer criticarla (la misma pereza que da verla).

Os aconsejo que la veáis en DVD si tenéis valor, y sobretodo que si os embarcáis en esta tediosa aventura del oeste mas profundo, lo hagáis en versión original.

4 de diciembre de 2007

ELIZABETH: La edad de oro.


Muy contentos no estarán aquellos que esperaban encontrar una lección de historia en la “secuela” de Elizabeth. Pues, es cierto que en esta ocasión (como en tantas otras) el dramatismo y la narrativa que exige el lenguaje cinematográfico a provocado alteraciones en los hechos reales que acontecieron en la guerra de la Armada Invencible contra Inglaterra. Ya posiblemente el primer film del director sobre el mismo personaje, estaba a rebosar de errores (como por ejemplo la edad de Elizabeth al llegar al trono), pero visto lo visto, tanto a Shekhar Kapur como a Cate Blanchett les perdonaremos esos detalles, porque si algo esta claro es que tanto el director como la actriz están cómodos con el personaje.
Queda patente (y nos lo ha demostrado en incontables ocasiones) que Blanchett es de las mejores actrices de su generación. Y la Reina Virgen es uno de esos personajes que nos ayuda a comprobarlo. Tanto que el hilo argumental de Elizabeth: La edad de oro no se centra en la guerra que marcó esas fecha, sino en como afectó e hizo tambalear el poder (casi divino) de una reina, Kapur nos muestra el lado poderoso y distante de la reina, enfrentado al humano y débil de la persona (de carne y hueso) que debe arrastrar el peso de su propia corona. Y es, precisamente, en los momentos de intimidad (la reina se descubre tal como es) donde Blanchett está magnifica. Y no exagero.

Con una puesta en escena tremenda, las localizaciones dejan patente la riqueza de poder de unos (ingleses) y la riqueza de fe de otros (españoles). Cada uno de los palacios, cada una de las catedrales, iglesias o ermitas, incluso los dormitorios o salones, están cuidados al milímetro. Desde la luz que baña los pasillos, entrando por ventanales, hasta la oscuridad a la que están sometidos los españoles dentro de sus criptas. Y no es menos la labor del equipo de vestuario que no quisieron desaprovechar la ocasión para lucir telas y cortes. No hay ni un vestido de Elizabeth que pase desapercibido.

Por parte del reparto, habría mucho que decir, pero resumiremos hablando de la corte que rodea a Blanchett. Empezando por un Geoffrey Rush (Barbossa en Piratas del Caribe) que esta vez nos regala a Sir Francis Walsingham, la mano derecha de la reina, un ser noble y justo pero con algún secreto que otro. A parte de despertar simpatía, no pasa muy advertido en la historia. Abbie Cornish, actriz aún por descubrir, es Bess, una de las damas de compañía de la corte. Quizá su interpretación me recordó a una joven Nicole Kidman o incluso a la tímida Naomi Watts; pero la verdad es que mientras no sea tentada por papeles de comedietas adolescentes, esta australiana puede dar que hablar. Nuestro pequeño internacional, Jordi Molla, sobrepasa los límites de la credibilidad con su Felipe II. Con un andar un tanto extraño y la voz que le pone al personaje (no se si es de su cosecha o intervino Shekhar Kapur en ello). Da la sensación de que pretendía ridiculizar al soberano, pero se convierte en tal caricatura de éste, que nos hace fruncir el ceño cada vez que aparece.
Por ultimo, Clive Owen, un actor de la vieja escuela de Brando, de los que se nota que dejan los intestinos en cada personaje. Que viven y comen el personaje. La verdad. Sir Walter Raleigh, no es más que el típico héroe (pirata esta vez; como los del Caribe) aventurero, seguro de sí mismo y un poco “sobrao”. Prefiero al Clive de Closer, Hijos de los hombres o Sin City.

Adecuada: Para fans de películas de época.
Inaceptable: Para profesores de Historia.